Saludos desde la vibrante isla de Tenerife, donde la historia y la modernidad se encuentran entre paisajes de impresionante belleza natural. Me complace compartir con vosotros la historia de la Atalaya de Igueste de San Andrés, un monumento emblemático que ha jugado un papel crucial en la defensa y vigilancia de nuestra isla.
La Atalaya de Igueste de San Andrés, situada en un punto estratégico de la costa de Tenerife, fue construida en el siglo XVIII y se convirtió en la principal torre de vigilancia de la isla. Esta histórica estructura estaba enlazada con el Castillo de San Cristóbal en Santa Cruz de Tenerife. A través de señales de fuego y banderas, la atalaya avisaba de la aproximación de flotas enemigas, repitiendo las señales enviadas por otras torres de vigilancia como las de Sabinal y Tafada.
Uno de los vigías más recordados de esta atalaya fue Domingo Izquierdo, quien en 1797 avistó la flota del almirante Horacio Nelson aproximándose a nuestras costas. Su alerta temprana fue crucial para organizar la defensa de la isla durante uno de los ataques más famosos en nuestra historia, cuando Nelson intentó invadir Tenerife y fue repelido valientemente por los defensores locales.
La atalaya también tuvo un papel destacado en 1706 durante otro intento de invasión liderado por el inglés John Jennings. Estos momentos de conflicto demostraron la importancia de la Atalaya de Igueste como un bastión defensivo de la isla.
Hoy en día, la Atalaya de Igueste de San Andrés se mantiene en pie como un testimonio de la rica historia militar y marítima de Tenerife. A pesar de los siglos, la estructura conserva elementos originales como el tejado de piedra, los contrafuertes y una bóveda donde los guardias se refugiaban y almacenaban sus bienes y herramientas.
Los edificios históricos como la Atalaya de Igueste de San Andrés son esenciales para comprender nuestra historia local. Estos lugares no solo cuentan historias de tiempos pasados, sino que también forman parte del legado cultural que transmitimos a futuras generaciones.
La capital de Tenerife está llena de estos tesoros históricos, y como residente y narrador de la historia de mi isla, insto a todos los visitantes a respetar y valorar estos monumentos. Cada piedra y cada pared tienen una historia que contar, y es nuestro deber como tinerfeños y como huéspedes en esta tierra preservarla.
Fotografías de Gerardo Oronoz.
Si visitas estos espacios, recuerda el cumplir con las normas establecidas por las autoridades. Míralas en sus páginas oficiales. No dañes estos lugares y tampoco dejes restos de basura.
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